30/7/11

Super 3

Todos los niños de la cuadra habían crecido y cambiado las bicicletas por compromisos preparatorianos; todos menos David, Charlie y yo; me llevaban 3 y 4 años. Mientras yo seguía siendo un niño de primaria, David y Charlie eran ya adolescentes de secundaria. Corrían más rápido que yo y le daban más duro a la bici, pero siempre me cuidaron. 

Muchas veces me acompañaron a la puerta de la escuela de taekwondo. Terminaron inscribiéndose. Ahí era el único lugar donde era mayor. Empezar a entrenar desde los 4 años da muchas ventajas sobre los que empiezan más grandes. 

Después de entrenar, caminábamos a nuestras casas y nos turnábamos para dar agua. Los lunes le tocaban a David, los miércoles a Charlie y los viernes a mí. Si alguno faltaba el día que le tocara, daba agua toda la semana.

Era el verano de 1998, teníamos vacaciones y, en nuestro aburrimiento, íbamos a un cerro a andar en bici. Un día, mientras explorábamos, encontramos una casa abandonada de lámina. En ella sólo había un sillón rojo y viejo y ropa tirada en el suelo. Sacamos todo, tapizamos la casa con periódico y cubrimos el sillón con una sábana de la mamá de David. Esa casa era nuestro tesoro.

Cuando nos sentíamos ya dueños, la mamá de David le preguntó por la sábana, él le contó, la mamá le llamó a la mía, la mía a la de Charlie y nos prohibieron rotundamente regresar a la casa. Ni siquiera nos dieron permiso de ir por la sábana.

Ese verano terminó pronto porque ellos entraron a la preparatoria tres semanas antes que yo y jamás volvió a ser lo mismo. Ocho meses después le detectaron cáncer a Charlie, y murió en septiembre del 99. David abandonó el taekwondo y nos fuimos distanciando.

Todo esto lo recordé después de ver Super 8, la nueva película de Steven Spielberg. 

Si me preguntaran sobre qué trata, les diría que es la hija que tuvieron Romeo&Julieta, La guerra de los mundos y E.T. Si me preguntaran si la recomiendo, la respuesta es sí. Narra la historia de unos preadolescentes que empiezan a hacer un cortometraje para un concurso y, por casualidad, son testigos de un accidente de tren. Pero no un tren cualquiera, sino uno de la Fuerza Armada de EE.UU. que transportaba algo que, tras el accidente,se libera y comienza a causar desastres. A Esto lo acompaña la historia de un primer amor pero imposible por problemas entre familias.

Es una cinta tierna, con escenas entrañables, un gran casting y un guión tan divertido que no dejarán de reir porque retrata lo estúpido que son todos los jóvenes a los 13 años. Además está aderezada con unas canciones setenteras que todos hemos escuchado.




Nota al pie:
No sea de los nacos que se paran luego luego cuando termina la película. Si lo hace, se perderá el corto que aparece al final.

Calificación:
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