Aun cuando no está al alcance de todos, Internet es el medio
más democrático que hay porque quienes tenemos acceso a él, podemos participar
libremente.
Así, Internet se ha convertido en el gran buzón de quejas de
la ciudadanía. Y no sólo de quejas; es un buzón de críticas. Y va más allá: es
una plataforma de propuestas.
En unos días, “Las leyes secundarias en telecomunicación” podrían cambiar esa
libertad que tenemos. La fracción III del artículo 145 dice que se podrá
bloquear el acceso a determinados contenidos a petición del usuario. Exacto. La
libertad que existe en este medio está por llegar a su fin. Y de nuevo, los
medios le pertenecerán a unos cuantos. A esos cuantos que han demostrado tener
precio. A esos que vendieron sus encuestas, planas y tiempo aire. (inserte aquí
su periódico o televisora favorita: ________________).
¿Y quiénes creen que están impulsando esto? Nuestros gobernantes.
Sí, quienes se supone que deben ver por nosotros… están
queriendo privarnos de ya un derecho universal: la libertad de Internet.
Señores gobernantes:
¿Por qué se están olvidando de lo
principal? Ustedes, señores gobernantes, SON NUESTROS EMPLEADOS. Y por eso
tenemos la libertad y autoridad para quejarnos y criticar su desempeño
laboral. Y también tenemos la obligación de proponer. La democracia es de todos; no de unos cuantos.
¿A qué le temen? ¿Qué quieren lograr con estos cambios? ¿Que no se evidencie su incompetencia para
gobernar? Ahí está Michoacán. ¿Que no se
muestre su ignorancia? Ahí están tantos eventos públicos donde han metido la
pata. ¿A que se inicie un movimiento? Pues si ese es su miedo, les recuerdo que
una señora llamada Josefa lo logró cuando aún no existía Internet.
Los pilares de la
democracia son la libertad y cada vez que el gobierno prohíbe algo, una
piedra de la democracia se tira.
Señor Peña, Señor Osorio, señores gobernantes:
Mi generación conoce la libertad y no dejaremos que nos la
quiten así nomás, por un acto autoritario. Y si nos bloquean Internet, encontraremos la manera. ¿Por qué que creen? Porque no somos la generación apática que piensan.